El Periódico de Aragón. 03-09-2002
BARCELONA
La última caída de la cúpula del GRAPO se debió al trabajo de un infiltrado policial: Fernando Pérez López. Gracias a él, la Guardia Civil descabezó a la banda y detuvo a sus dos comandos operativos el pasado 18 de julio.
Fernando Pérez es el nombre supuesto de un agente de los servicios de información de la Guardia Civil. Pérez, nacido en Barcelona hace unos 30 años, estuvo cinco años infiltrado en distintos grupos en Madrid: Cruz Negra Anarquista (CNA) y Socorro Rojo Internacional (SRI). Fueron los pasos previos hasta llegar a la Asociación de Familiares y Amigos de Presos Políticos (AFAPP) y, desde allí, dar el salto al GRAPO. Todo ello sin levantar sospechas, emulando al mítico Mikel Lejarza, alias Miguel Ruiz y El Lobo, infiltrado en ETA en 1975.
Fuentes de la Dirección General de la Guardia Civil confirmaron a este diario la existencia del infiltrado y su "impresionante trabajo", pero rehusaron facilitar más detalles. Otras fuentes de ese cuerpo precisaron que se ha reincorporado a su unidad.
ACTIVISTA ARMADO Para la Guardia Civil, Fernando Pérez López murió aquel 18 de julio, tras colaborar en el atestado de su Unidad Central de Información. En él queda claro su papel en las 14 detenciones simultáneas de Madrid, Vitoria y París. En las diligencias, los instructores escribieron: "A Fernando Pérez López se le considera parte de un comando armado del GRAPO".
Al infiltrado se lo llevaron esposado junto a sus compañeros de piso en Madrid. Tras los cinco días de incomunicación, su pista se pierde para siempre.